domingo, 6 de septiembre de 2015





 Nº 35                                                   Cariaco, 6 de septiembre de 2015
   Publicado en El Diario de Sucre

Mi hijo no se mete en nada
El ruido que produjo el vehículo al frenar frente a su casa despertó sobresaltada a Carmen Elena. Por las rendijas que quedaban entre el techo y la pared de la habitación se veía el reflejo de luces azules y rojas.
Es la patrulla de la policía –pensó- ¿qué hace aquí frente a la casa a esta hora? Oyendo los golpes que contra el pavimento daban las botas de los que saltaban del vehículo, sintiendo que se dirigían hacia su puerta. El sonido emitido por los dos toques de nudillo imaginó que retumbó en toda la casa. ¡Debe ser como las dos de la madrugada! Se dijo entre dientes.
¿Quién es?  Preguntó. Mientras dos de sus hijas se asomaron a la puerta de uno de los cuartos con sorpresa en los rostros. ¿Qué está pasando mamá?
¡Somos de la policía! Queremos conversar con la señora Carmen Elena. ¿Está aquí? Abran la puerta por favor. ¿Queremos hablar con usted
¡Esperen! ¡Ya les abro! Les contestó.
Antes de hacerlo, por las persianas de la ventana, observo el vehículo estacionado y cinco hombres vestidos con uniforme azul portando escopetas. Con ellos se encontraba una mujer vestida con un pantalón de jeans, zapatos deportivos y una gorra que no permitía ver su cara.
Buenas noches señora –dijo la mujer de la gorra- soy Elisa González, Fiscal del Ministerio Público con competencia en menores de edad. ¿Puede responder a las preguntas que le haré a continuación?
¡Aja! ¿Pero a qué se debe esto? ¿Por qué están aquí?
Ya lo va a saber. Le respondió la fiscal.
¿A qué hora de la noche sale de la casa su hijo José Gregorio? Le preguntó
Mi hijo nunca sale de noche, respondió alterada. Siempre se acuesta temprano. A las nueve ya está durmiendo. Y yo nunca me acuesto si él no ha llegado.
¿Y dónde se encuentra a esta ahora de la noche?
¡Está durmiendo! Se acostó temprano porque le dolía la cabeza.
¿Con quién anda su hijo? ¿Ha visto alguna conducta irregular en él?
Mire señora –dijo con evidencias en el rostro que comenzaba a alterarse- mi hijo no anda con malas juntillas. ¿Qué es lo que está pasando?
¿Ha traído su hijo cosas de la calle que no le pertenecen? ¿No ha visto nada sospechoso que le llame la atención? Volvió a preguntar la funcionaria.
¡Mire coño! Que me muera aquí mismo si mi hijo se ha cogido algo que no sea de él.
Llámelo entonces –respondió la fiscal.
Carmen se fue hasta la última habitación, pero está estaba cerrada. ¡Qué raro! -pensó, dirigiéndose a una de sus hijas, casi gritándola -  ¡Tráeme la llave que está sobre el escaparate!
En apenas un minuto la joven regresó con la llave entregándosela a su madre y ésta abriendo la puerta dirigió la mirada hacia la cama de su hijo, increpando a la fiscal: ¡Mírelo! ¡Allí está acostado! señalando el bulto que se divisaba cubierto con sábanas.
¡Despiértelo! Le dijo.
La madre se acercó hasta la cama, levantando la cobija, viendo con sorpresa que debajo se encontraban dos almohadas colocadas en hileras, mientras que  su hijo no estaba.
¡Dios mío! ¿Adónde fue este muchacho a esta hora?
Su hijo se enfrentó a la policía cuando realizaba un atraco y murió – dijo uno de los funcionarios que allí se encontraba.
¡Noooo! Fue el grito que emitió la mujer- mi hijo no era un delincuente. Él no se metía con nadie. ¿Por qué me lo mataron? – preguntó con los ojos enrojecidos-
Su hijo era uno de los atracadores más peligrosos de Cariaco y cargaba con cinco muertos a sangre fría- le señaló la fiscal.
¡Permítame revisar su colchón! Levantándolo y encontrándose varias cajas debajo de la cama. Al abrirlas consiguieron armas de fuego, teléfonos celulares, carteras con documentos de varias personas y varias cajas de zapatos repletas de dinero.
La realidad golpeó la cara de la madre de José Gregorio, cayendo al piso quien sólo atinó a decir ¡Mi hijo era un santo! ¡El no andaba en malos pasos!
Eso es lo que sucede con muchos padres quienes nunca creen que sus hijos andan en malos pasos y sólo se dan cuenta cuando les llega la noticia de que fue abatido por la policía o por alguna persona que se defendió de una agresión. Dijo la fiscal de menores.
Muchas madres se enteran de los malos pasos de sus hijos cuando estos son abatidos en las calles.

No denuncies que eso va contra la revolución
Una de las intenciones, que tuvo cierto éxito en sus momentos, por parte de los hombres y mujeres que en algún momento detentaron el poder público en todos sus niveles, municipal, regional y nacional, fue el de pedirle a sus conmilitones de no acudir a ningún medio de comunicación para denunciar los problemas que tenían las comunidades, porque eso era ir en contra de la “revolución”.
El ejercicio periodístico para atender las dificultades por las que atraviesan las comunidades no ha sido fácil. En oportunidades acudíamos a los sitios donde se presentaban protestas con el mecanismo tradicional de los cierres de vías y sus promotores bien clarito lo decían: ¡Aquí no queremos la prensa! ¡Ustedes no dicen la verdad! Otros, con cierta sensatez expresaban lo que sucedía pero con la condición de que no se les mencionara ni aceptaban ser fotografiados.
Estas actuaciones de los ciudadanos  generaban en cierta forma decepción, porque resultaba inconcebible que teniendo y viviendo los problemas, soñaban con la esperanza de la intervención de los “camaradas” para que se les resolvieran. Centros asistenciales sin insumos, ambulancias o personal médico; escuelas derruidas, calles en mal estado, falta de agua, en fin, obras sin construir pero cobradas, incumplimientos de los principales voceros de los consejos comunales en la construcción de viviendas, eran, entre otros, los motivos para salir a protestar.
Notamos que los que propiciaban el silencio informativo, que por alguna u otra razón permanecen callados, quizás porque se les acabó su tiempo, porque ni siquiera dirigen las miradas hacia esos sitios. Los que salen a protestar son agredidos, perseguidos y hasta detenidos, siendo en esos momentos cuando recuerdan que el medio de información al que se le negó la posibilidad de que recogiera testimonios, evidencias, e informara en su debido momento hoy se hace necesario.
La denuncia es una manera de dejar constancia para la posteridad de esos acontecimientos que afectan a las comunidades y que son testimonios válidos para la construcción histórica de ellas y sus habitantes. La próxima vez que algunos de estos censores le sugiera que no denuncie, hay un dedo medio que sirve para hacer la señal de costumbre.
En el central azucarero Cariaco siempre creyeron que los que dirigían los iban a respetar como trabajadores hasta que les llegó el día de recibir plomo del bueno.


Los 76 de Pedro González
El miércoles 9 de septiembre cumple 76 años Pedro González, insigne educador nacido en Cariaco en 1939. Su carrera profesional comenzó a corta edad, siendo uno de los concejales más jóvenes electos de Ribero. Su profesión maestro de educación primaria que desempeñó en varias poblaciones del municipio Ribero.
Se desempeñó  en la Escuela Básica Estanislao Rendón hasta alcanzar el grado de director. Profesor fundador del Liceo Rómulo Gallegos. Director fundador de la Escuela Pedro Camejo de La Soledad de Cariaco. Padrino de la Primera Promoción de Bachilleres del Liceo Raimundo Martínez Centeno egresada en 1973 el primer coordinador de la Universidad Nacional Abierta (UNA) Oficina de Apoyo Cariaco.
Es profesor de castellano y literatura, lo que le permitió escribir varios cuentos, sin embargo uno de los mejores desempeños que pudo haber hecho fue el de Cronista de Cariaco; pero lamentablemente el desconocimiento de los que por allí pasaron no pudieron crear un figura que él muy brillantemente pudo haber desempeñado. Felicitaciones de antemano mi estimado amigo.


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