RESPUESTA DE UN CARIAQUEÑO A EARLE
HERRERA
Beltrán Vallejo
Yo
me despedí de este espacio hasta el año que viene con el artículo del viernes 19;
pero el pasado martes, en esa sesión de la Asamblea Nacional de la ignominia,
donde se violó la Carta Magna en su artículo 279, hizo gala la prepotencia de
los diputados del Psuv, con el gamonal Diosdado a la cabeza, ya que barruntando
su poder, decidieron de nuevo pasarse la Constitución por aquel lugar corporal donde no llega el sol, y
montaron a sus sigüís otra vez
en el denominado “Poder Moral”, para que
así la Fiscalía, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo vuelvan a funcionar
con la misma moral que tuvo la madre del
emperador Nerón.
Sin
embargo, no me voy a detener en esta “crónica de una muerte anunciada”, pero al
respecto, mi comentario es motivado fundamentalmente por mi gentilicio de
hombre que lleva varios años viviendo en Cariaco, consustanciado con las luchas
de este pueblo, y ya formando parte de esta gran familia de gente humilde y
templada. Por tal condición, estoy obligado por dignidad a darle una respuesta
a ese diputado llamado Earle Herrera, quien mofándose del discurso del diputado
Rodríguez, asoció atraso político y anacronismo(tal como calificó la
intervención de ese parlamentario) con el denominado “discurso de Cariaco”, una
pieza histórica de la picaresca política, expresada en un discurso redactado por
el año 1947, en cuya coautoría se vinculan a dos amigos cariaqueños, de
militancias políticas distintas y hasta enfrentadas: Asunción Guzmán, de AD, y
Andrés Barrios, de URD; se recuerda igualmente que esta extraña antioratoria
fue publicada íntegramente por el Nacional, hace 29 años. Lo cierto es que en
esa sesión el “camarada” Earle Herrera no encontró otra forma de burlarse del
hijo de Morel Rodríguez, sino comparando su pronunciamiento con el “discurso de
Cariaco”, dirigiéndose así indecorosamente al gentilicio
de mi pueblo.
Déjeme
decirle señor Earle que la viva expresión del atraso político y del anacronismo
es usted. Forma parte, señor Earle, de una extraña muestra de gente con talento
que está al servicio de ese modelo político hegemónico llamado chavistocracia. Usted
y su combo de “pensadores” expresan la antítesis de esa forma de intelectual
que una vez formuló Antonio Gramsci como pivote de la transformación social mediante su labor
contrahegemónica, por lo que deshonran el pensamiento progresista, y además,
usted y sus amigotes sólo han estado cumpliendo el mismo triste papel que
ejecutaron intelectuales como Vallenilla Lanz y Gil Fortuol, que estuvieron
limpiándole los zapatos, con su prominente cultura, a ese atraso humano llamado
Juan Vicente Gómez; ¿de qué les valió a
ellos tanta sabiduría, si su intelecto apenas les sirvió para taparle las heces
a esos 27 años de dictadura férrea y enfermiza?. De tal manera que hombres como
Earle pueden muy bien llamarse “mujiquitas” del poder, bien dibujada esta
inmoralidad en la Doña Bárbara de nuestro Rómulo Gallegos. Sólo eres, Earle
Herrera, una mala caricatura de aquel Heidegger en su relación con el nazismo, el
talento filosófico más prominente del siglo XX y la vocería intelectual más soleada
de esa época como cómplice de los mayores horrores.
No
tiene Earle Herrera ni el humanismo que poseyeron los que redactaron “el
discurso de Cariaco”, porque no conoce la fuerza de la amistad, sabiduría encerrada en ese manifiesto,
elaborado por oponentes políticos, pero unidos por el mismo gentilicio. Por
todo lo que he dicho, no me cabe dudas que “el talento sin probidad es un azote”,
como dijo Bolívar.
Publicado en El Diario de Sucre en su edición del sábado 27 de diciembre de 2014
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