viernes, 19 de diciembre de 2014


OJALÁ

Beltrán Vallejo

Ojalá que para el 2015 emerja una esperanza que nos avizore el fin de esta realidad social tan llena de pesadumbres y traumas. Ojalá que todas las interrogantes del pueblo venezolano tengan posibilidades de respuesta, que tampoco en estos momentos las hay. Hoy Venezuela es un papel estrujado, como lo que queda de nuestra Constitución, a quince años de su promulgación. Por favor, suplica el país una esperanza.
El año que  viene Venezuela vivirá un nuevo ciclo electoral, en medio de una atroz crisis económica, en medio  de una también crisis de opciones para superarla, porque no las hay.  Y no me vengan con eufemismos, el movimiento político opositor no es hoy una alternativa popular, no lo es ante un futuro severo y tortuoso, porque no me cabe dudas que el gobierno  se prepara para su etapa más funesta y represiva; no le queda otra ante el desmoronamiento de su modelo económico. Y por eso insisto, hace falta que el espíritu de la esperanza  encuentre un lugar en el acontecer social y político el año que viene.  Yo dejo esta reflexión colgada en estas páginas.
Ojala privara esta visión en buena parte de la dirigencia política opositora, porque el año que viene el balón del compromiso estará en su campo. ¿A quien más le toca presentarle una alternativa al país? Y en ese sentido, se aspira que la MUD,  y los partidos políticos que la conforman, dejen de verse el ombligo. El país no merece estar así, sin esperanza, porque cuando ve hacia el lado opositor, sólo aprecia capítulos de confusión, sólo otea instantes de otro nuevo mesianismo, sólo percibe momentos de mediocridad y pereza. La oposición política en Venezuela es un témpano atragantado, pero ella está obligada el próximo año a perfilarse como una alternativa honesta con la sociedad, y especialmente, que sea como el prefacio de un libro donde se lean las furias del malestar social. Ya es suficiente tanto comodismo y fetichismo en la MUD, ya está bueno.
 Mientras el país se deterioraba más y más, la oposición venezolana se desplazó este año por los recovecos  más difíciles, generando lo que vemos hoy: se distanció, bien llamativamente, del clamor de las mayorías populares, cuando en los primeros meses un sector se decantó en un vanguardismo  estridente e ineficiente, que se llamó la “salida”, con acciones de calle que elevaron la temperatura, pero dejando un saldo de ineptitud política mayúsculo, decenas de muertos y heridos, presos políticos y hasta una mayor cohesión en el mismo gobierno, que unificó sus filas con el expediente del “golpe de Estado”; mientras, la MUD quedó como un mosaico en trozos de diferencias troperas y de contradicciones marcadas por la medianía y  falta de grandeza.
En el caso del Estado Sucre, la cosa es peor, ya que buena parte de esa dirigencia política opositora no es alternativa en nada, ni en ningún lado, y con muy pocas excepciones, como lo fue la lucha social de Cariaco, y uno que otro personaje, que a nivel declarativo hace los cuestionamientos, pero son denuncias sin pueblo. Por favor, que en las parlamentarias del 2015 el estado Sucre levante el rostro de la dignidad, un rostro escupido por Hernán Núñez, y que lo levante con una MUD regional que escuche al pueblo, y que en momentos de la escogencia de las candidaturas parlamentarias, prive el rostro humano de una hidalguía como la de Gaitán, cuando dijo: “…si avanzo, seguidme. Si me detengo, empujadme. Si os traiciono, matadme. Si muero, vengadme”
En el 2015 vamos por la esperanza. Hasta el próximo año.







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