OJALÁ
Beltrán Vallejo
Ojalá
que para el 2015 emerja una esperanza que nos avizore el fin de esta realidad
social tan llena de pesadumbres y traumas. Ojalá que todas las interrogantes
del pueblo venezolano tengan posibilidades de respuesta, que tampoco en estos
momentos las hay. Hoy Venezuela es un papel estrujado, como lo que queda de
nuestra Constitución, a quince años de su promulgación. Por favor, suplica el
país una esperanza.
El
año que viene Venezuela vivirá un nuevo
ciclo electoral, en medio de una atroz crisis económica, en medio de una también crisis de opciones para
superarla, porque no las hay. Y no me
vengan con eufemismos, el movimiento político opositor no es hoy una
alternativa popular, no lo es ante un futuro severo y tortuoso, porque no me
cabe dudas que el gobierno se prepara
para su etapa más funesta y represiva; no le queda otra ante el desmoronamiento
de su modelo económico. Y por eso insisto, hace falta que el espíritu de la
esperanza encuentre un lugar en el
acontecer social y político el año que viene.
Yo dejo esta reflexión colgada en estas páginas.
Ojala
privara esta visión en buena parte de la dirigencia política opositora, porque
el año que viene el balón del compromiso estará en su campo. ¿A quien más le
toca presentarle una alternativa al país? Y en ese sentido, se aspira que la
MUD, y los partidos políticos que la
conforman, dejen de verse el ombligo. El país no merece estar así, sin
esperanza, porque cuando ve hacia el lado opositor, sólo aprecia capítulos de
confusión, sólo otea instantes de otro nuevo mesianismo, sólo percibe momentos
de mediocridad y pereza. La oposición política en Venezuela es un témpano atragantado,
pero ella está obligada el próximo año a perfilarse como una alternativa honesta
con la sociedad, y especialmente, que sea como el prefacio de un libro donde se
lean las furias del malestar social. Ya es suficiente tanto comodismo y
fetichismo en la MUD, ya está bueno.
Mientras el país se deterioraba más y más, la
oposición venezolana se desplazó este año por los recovecos más difíciles, generando lo que vemos hoy: se
distanció, bien llamativamente, del clamor de las mayorías populares, cuando en
los primeros meses un sector se decantó en un vanguardismo estridente e ineficiente, que se llamó la
“salida”, con acciones de calle que elevaron la temperatura, pero dejando un
saldo de ineptitud política mayúsculo, decenas de muertos y heridos, presos
políticos y hasta una mayor cohesión en el mismo gobierno, que unificó sus
filas con el expediente del “golpe de Estado”; mientras, la MUD quedó como un
mosaico en trozos de diferencias troperas y de contradicciones marcadas por la
medianía y falta de grandeza.
En
el caso del Estado Sucre, la cosa es peor, ya que buena parte de esa dirigencia
política opositora no es alternativa en nada, ni en ningún lado, y con muy pocas
excepciones, como lo fue la lucha social de Cariaco, y uno que otro personaje,
que a nivel declarativo hace los cuestionamientos, pero son denuncias sin
pueblo. Por favor, que en las parlamentarias del 2015 el estado Sucre levante
el rostro de la dignidad, un rostro escupido por Hernán Núñez, y que lo levante
con una MUD regional que escuche al pueblo, y que en momentos de la escogencia
de las candidaturas parlamentarias, prive el rostro humano de una hidalguía como
la de Gaitán, cuando dijo: “…si avanzo, seguidme. Si me detengo, empujadme. Si
os traiciono, matadme. Si muero, vengadme”
En
el 2015 vamos por la esperanza. Hasta el próximo año.
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