jueves, 3 de marzo de 2016

LA LEY DE AMNISTÍA CAMINA SOBRE VIDRIO

                                                                         Beltrán Vallejo

En este país, las élites del poder político (gobierno y algunos sectores  de la oposición) no tienen ojos para apreciar el naufragio que está tan cerca. Considerando esta conducta de los que están “allá arriba”, me lleno de estupor y de incredulidad. Vislumbro que los que tienen “la sartén por el mango” están como presos  de una alucinación  insensata.

En el caso de la ley de amnistía, ya el gobierno ladró, y lo hizo con todo su talante autocrático y soberbio, lo hizo subsumido en su miserable nada.  El gobierno es un rey desnudo, pero rabioso. Maduro dijo que esta ley es “inconstitucional”. Esta “sentencia” de un mandatario presidencial, que está superando todos los índices de rechazo de algún gobernante en Venezuela, desde Empara para acá, es la más fiel demostración de la incapacidad en el poder, y tamaña ineptitud se sustenta en el monólogo ideológico que ha embrutecido a esta élite, y en el miedo férreo al diálogo. Esta secta, que en mala hora fue llevada por las mayorías populares a detentar el poder político hace dieciocho años, le enfurece la democracia; esta élite es expresión desflorada e infecunda de un gobierno no civilizado. Cuando Maduro niega esa ley,  huye del rol de estadista, y se hace una mera nomenclatura del mal momento que vive la nación.  

Pero al sector dirigencial opositor, también me atrevo  manifestarle que le ha llegado el  instante de meditar con tristeza que no posee un tejido social apropiado para enfrentar en las calles al neofascismo. No vemos que la amnistía acicatee permanentes movilizaciones; sólo apreciamos a una clase política opositora planteando con ímpetu dicho proyecto legislativo, pero lo hace con el furor de una ánima sola. ¿Dónde están los colegios de abogados apoyando este instrumento legal? ¿Por qué los gremios no dicen nada de esta ley? ¿Por qué la Conferencia Episcopal no agita los púlpitos a favor de los presos políticos y exiliados? ¿Qué dicen los sindicatos opositores de base a favor de la amnistía? No vemos marchas multitudinarias en las avenidas, que aunque sea, medio asomen esa ley.
 Esta ley no tiene calor social, mis hermanos, y lo digo con tristeza. No me gusta soñar a la sombra de banderas vencidas. Por lo menos, en lo inmediato, no veo que se puedan abrir los calabozos de los presos, ni veo el regreso de un exiliado como Ramón Martínez, y no lo veo porque la calle no tiene sobre ella la dinámica de una fuerza social que lleve en alto la amnistía.  

Lo otro es que quizás faltó el tacto político: la incivilidad  impidió concebir un “pacto” de amnistía antes de presentar la ley;  un pacto que primero se elaborara con sectores del chavismo que están descontentos con Miraflores y el Fuerte Tiuna.  Ahora bien, el referido pacto no era ni es para alimentar la impunidad, porque alimentarla es que los agentes del SEBIN, los funcionarios de la Guardia Nacional y agentes policiales que asesinaron a mansalva a manifestantes, queden impunes; como no pueden quedar impunes los esbirros del gobierno que vejaron, torturaron y violaron los derechos humanos de muchos carajitos durante el 2014. El mundo opositor debe, con la frente en alto, enfrentar la impunidad en el debate de calle que se debe dar para que este proyecto tenga base democrática y “social”.

Como dijo Vargas Vila, no se trata en este escrito de ser “un profeta estéril e inútil que anuncia el castigo y no lo evita”.


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