NUESTRO “PERÍODO ESPECIAL”
Beltrán Vallejo
Los
venezolanos quizás estamos viviendo
nuestro propio “período especial”. Lo decimos con el paradójico frío del
realismo en estos calurosos días de una Venezuela más caribe y más de los años
noventa.
Se trató de una cruda etapa de penurias que pasó
Cuba, como consecuencia de una crisis
económica que estalló en 1.991 y que se extendió por más de una década. El
factor activador de este hecho radica en que la Unión Soviética decidió no
continuar los acuerdos comerciales con la isla, por lo que se redujo la capacidad
importadora y exportadora del país en un setenta por ciento.
Las
expresiones más severas de este desplome se vieron en la restricción de
combustible, paralizando el transporte automotriz. Como expresión de estas circunstancias,
predominó la bicitaxi por toda la isla, los autobuses llamados “camellos”(unos
camastros arrastrados por cabinas de tráiler) y las carretas tiradas por
caballos.
Otro de los efectos más directos de esa crisis
fue la escasez de alimentos, como la carne y otros productos de consumo básico,
generando que el aporte nutricional para el
pueblo cubano se redujera de 2.845 kilocalorías por día en 1989 a 1.863
kilocalorías por día en 1.994.
En relación a esos datos, nos hacemos las siguientes preguntas: ¿Este
cuadro de penuria social y de derrumbe
económico de Cuba, no tiene similitudes con lo que vive Venezuela hoy en
día?; ¿nuestro comercio exterior petrolero no se vino a pique, igual que el de una Cuba que dependía de la monodependencia
exportadora de la azúcar?; ¿No nos está pasando lo que Fidel describió sobre el
comportamiento social del cubano de aquellos tiempos, en relación al individualismo
y el contrabando interno (lo que nosotros llamamos “bachaqueo”)?
Sí, sabemos que estas comparaciones son hasta odiosas, sin embargo no
puedo dejar de distinguir esas “odiosas” coincidencias. Quizás la
situación actual de Venezuela no se
asemeje a la realidad que vivió aquella Cuba; pero, ¿acaso la comida no se ha
convertido en una angustia para la mayoría de los venezolanos, como lo vivieron los cubanos desde 1.991
hasta 1.999?
Hay una particularidad que hace la diferencia: en esos momentos, un
Fidel Castro se encontró a un amigo llamado Hugo Chávez, que le extendió un
salvavidas petrolero de 125.000 barriles diarios y una ayuda económica de unos
5.000 millones de dólares al año, convirtiéndose “el Comandante” en el
benefactor de una Cuba que regresó al siglo XIX. La diferencia radica en que
Venezuela no cuenta actualmente con un
“amigo” así; no cuenta ni siquiera con los chinos ni con los rusos, quienes
están pasando su propia crisis económica.
Pero hubo otras estrategias, y sobre eso, ojalá que le
hayan dicho a Maduro, en su reciente visita a la Habana, que para sobrevivir tuvieron
que incentivar la inversión extranjera, flexibilizar su planificación económica
centralista, jerarquizar el turismo con la apertura al capital privado de
europeos y canadienses, desestatizar tierras para potenciar la producción
agrícola, y dolarizar parcialmente su
economía. Las “gríngolas” ideológicas fueron cayendo, y así, del puño y letra
de Fidel castro, salió un decreto para la despenalización de la
tenencia de divisas, un Decreto-Ley sobre creación de nuevas formas
empresariales y un Decreto-Ley sobre zonas francas; sin embargo, a pesar de
todas esas medidas, los niveles del PIB alcanzados por los cubanos en 1.989 no se pudieron recuperar hasta el 2.004,
costándole al país 15 años de su proceso de desarrollo en medio de grandes
sacrificios.
Los
cubanos sintieron la realidad en 1.991; también la sienten ahorita con el
apretón de manos entre Castro y Obama. ¿No la sentirá Maduro?
Para la adquisición de alimentos es necesario realizar largas colas. |
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